El honor en las Novelas Ejemplares, de Miguel de Cervantes
En 1613, ocho años después de la publicación de la primera parte
de El Quijote, se editaron en Madrid las Novelas
Ejemplares, cuyos títulos La Gitanilla, El amante liberal,
Rinconete y Cortadillo, La española inglesa, El Licenciado
Vidriera, La fuerza de la sangre, El celoso extremeño, La ilustre
fregona, Las dos doncellas, La señora Cornelia, El casamiento
engañoso y El coloquio de los perros conformaron una de las
colecciones de novelas más importantes de Cervantes.
En este ensayo me propongo analizar el tema del honor en los
siguientes títulos: La fuerza de la sangre, El celoso extremeño, La
ilustre fregona, Las doncellas, La señora Cornelia, El casamiento
engañoso y Coloquio de los perros y hacer una comparativa del honor
cervantino en estas novelas y en Peribañez, una de las grandes
obras de Lope de Vega.

El concepto del honor en ambos autores se muestra radicalmente
diferente. Sus conceptos sobre la época imperial decadente, sobre
el ser, sobre el mismo honor, la hombría y la honra son,
simplemente, diferentes. El casticismo y el nacionalismo de Lope
son claves de su escritura. Lope es el representante del casticismo
hispano y la ideología dominante se ve felizmente representada en
sus obras. Sus comedias son una idealización de la realidad. En
Cervantes es la realidad humana la gran protagonista. Lope de Vega
creía en el ideal cristiano de una "España perfecta y predilecta de
Dios, en la hidalguía, en el papel pacificador de la Inquisición"
(Blanco Aguinaga, Rodríguez Puértola, Zabala, 1978); Lope defiende
una sociedad teocrática, monárquica y señorial y, finalmente,
campesina. Una ideología que nadie se atreve a criticar ni a poner
en duda, nadie...salvo Cervantes. En muchas obras de Lope
aparecen los campesinos como principales protagonistas. En su lucha
contra aquello que podía arrebatarle el poder, el noble firma una
hipotética alianza con el labrador rico, intentando reconstruir la
sociedad pre-capitalista de la que antes disfrutaba con enormes
privilegios. Así, Peribáñez es la historia del héroe campesino
individual y su final de amplio consenso con el rey pretendía
remarcar la unidad social. Este rasgo, unido a la mujer atrevida
pero casta, el amor, los celos y este casticismo hicieron del
teatro de Lope un rotundo éxito.
El pensamiento de Cervantes es único. En El coloquio de los
perros Berganza realiza una irónica crítica de los exaltados
valores barrocos y denuncia que "la situación de España y de los
españoles se debe al conflicto desgarrador entre el ser y el
existir, el querer ser y el deber ser" (Blanco Aguinaga, Rodríguez
Puértola, Zavala, 1978). Y así es como Cervantes expresa, de forma
tan distinta a Lope, la crisis imperial y esa mitomanía sobre el
país. Cervantes se aleja de todas las direcciones dramáticas y
razona su pensamiento en su obra maestra Don Quijote de la
Mancha. Recordemos las palabras del caballero de la triste
figura: "Yo sé quién soy", aunque sepamos sobre su confusión
acerca de su verdadero nombre. Y es esa lucha de la voluntad de ser
frente a las obligaciones e imposiciones internas lo que
determinará esta obra pero, sobre todo, su vida y su literatura.
Cervantes era un escritor rebelde que defendía el libre albedrío
del ser humano aunque tantas veces se viera condicionado por
las convenciones sociales y morales de la época. En ese sentido, es
el más moderno de los escritores barrocos. Es la dicotomía entre
esencia y existencia, entre realidad y apariencia. En sus novelas,
existen obstáculos que impiden la felicidad y el simple hecho de
ser persona, que sus héroes y heroínas deben solventar. El héroe
cervantino, frente al héroe lopesco, emerge como un ser individual,
se crea a sí mismo, frente a toda corrupción y malicia, simplemente
humaniza el arte y lo consigue.